¿Por qué tengo una baquet?

Nota realizada por Carlos Büchele, para la revista "La Luneta" - número 47(http://www.cadeaaclub.com.ar/) y reproducida aqui con expresa autorización del autor.


Carlos Büchele y su baquet, expuesta sobre Cantilo durante el 96º Aniversario de City Bell


¿Por qué tengo una baquet?

"Empezaré homenajeando a los pioneros e inmigrantes que hicieran grande a la Ar­gentina. Mi familia viene de esos hombres rudos, decididos y sacrificados.

Mi abuelo, Don Tobías Büchele, llegó al país en 1890 desde Memmigen, Alemania, navegando en una goleta, que recaló en el sur argentino, ya que ansiaba encontrar oro. Le habían dicho que los rios patagóni­cos que bajaban de la cordillera buscando el Atlántico, traían pepitas de oro. Pero no consiguió oro, por lo que volvió a Alemania, donde había quedado su familia.

En 1899, con algunos amigos, volvió a la Patagonia. El oro siguió esquivo, por lo que se dedicaron a cazar lobos marinos. Nave­gaban en una goleta llamada "Rosita" bus­cando las loberías donde conseguir pieles para su venta. Este negocio tampoco resultó suficientemente rentable.

Encarando hacia el norte, se estableció luego en Bahía San BIas, donde estableció un Almacén de Ramos Generales para co­merciar con los indios. Para 1915, ya asenta­do, mandó a traer de Alemania a su familia, a su esposa Úrsula y tres hijos: dos mujeres y un varón, mi padre. También traía una criada para cuidar a los niños, pero ella se enamoró de un marinero del barco, aban­donando a mi Abuela, quien quedó sola con sus tres niños.


Úrsula y sus tres hijos: Juana, Matilde y Tobías (fotografía tomada en Alemania)


Jamás supe cómo mi abuela Úrsula logró viajar desde Buenos Aires a Bahía San BIas sola, con sus tres hijos. Sospecho que no le debe de haber resultado fácil.

Ya instalada la familia en el Almacén de Ramos Generales, el Abuelo Tobías, mi Abuela Úrsula, mi padre y sus dos herma­nas, conocieron lo inhóspito del clima y la lidia constante con los indios de la época.

Por aquellos años, llegó a San Blas una Comisión alemana que tenía la misión de controlar y colocar los hitos demarcatorios del límite con Chile. Mi abuelo les preparó el bagaje y caballos para la expedición. A mi padre, también llamado Tobías, de 16 ó 17 años, lo mandó con la Comisión para cuidar los caballos en la Cordillera, ¿se ima­ginan? Se instalaron en el Fitz Roy y desde allí salían cada día a controlar los límites con Chile.

Para 1920, llegaron dos Señores a hos­pedarse al almacén, trabando amistad con el abuelo y comentándole que una sociedad había comprado parte la estancia de Jorge Bell, en las cercanías de La Plata, Pcia. de Buenos Aires. Le informaron que querían formar un pueblo con infraestructura muy moderna para la época, proponiéndole administrarlo. Entusiasmado, mi abuelo acep­tó, viajando con su familia hacia una nueva aventura, dejando todo lo establecido atrás. Así fue como mi abuelo Don Tobías llegó a Administrar este pueblo, que recién estaba naciendo, CITY BELL, la ciudad donde hoy vivimos sus nietos, bisnietos y tataranietos.


La familia Büchele instalada en la casa de Cantilo y 7


Establecidos aquí, mi padre Tobías Bü­chele (h), debió buscar trabajo, conchabán­dose en 1920 como mecánico en la Agencia "LAJOUS, ALTHOFF y CIA." de Automó­viles DORT, Solís al 1900, Buenos Aires, taller y escritorio que fuera propiedad de su importador, el lng. Adrián R. Lajous. Para promocionar la marca decidieron, con mi padre, hacer una Baquet, como se acos­tumbraba por ese entonces, para correrla en los Grandes Premios, aunque no fue con mucho éxito. Mi padre corrió, a veces, como copiloto. Según datos, habrian armado tres baquets.



A la derecha: Tobías (h) como copiloto


En el Gran Premio de 1921 largaron, con el Nro. 34, de Buenos Aires a Rosario...




Al lle­gar al puente sobre el Río Luján, venían con otro auto a la par. El puente admitía un solo auto. Ninguno de los dos aflojó. La piña era inevitable. El otro auto llegó mejor. La ba­quet 34 se estrelló contra el pilar del puente, quedando destrozada. Mi padre se rompió la clavicula y la cabeza pero, además, una bocina tipo chancho se incrustó en el estó­mago abriéndoselo malamente.



El vehículo luego del accidente


Lo llevaron al Hospital en mal estado. No reaccionaba a los estímulos y lo mandaron a la morgue. Pero 20 horas después reaccionó, salvándose milagrosamente. Maltrecho, en 1922 dejó la Agencia Dort.

Mi abuelo Tobías instaló una Usina Eléc­trica, con motor Deutz, a fin de abastecer la demanda creciente de City Bell. La electri­cidad se suministraba hasta media noche solamente. También instaló un tanque de agua para abastecer a todo el pueblo. A car­go de la Usina y del Agua Corriente, quedó mi padre Tobías (h).

A los fondos del emplazamiento del tan­que de agua, en una quinta allí existente, vivía la que sería luego mi madre, Doña Vicenta M. Gamerro. Se enamoraron, se ca­saron y de la unión nacieron tres hijos: Luis, Carlos y Jorge.

¿Por qué tengo una baquet? Ha de ser porque mi padre siempre nos inculcó la mecánica, hablándonos de las baquets y sus aventuras. La tradición siguió más tarde, con la escucha de las carreras de autos en la radio. Cuando podía, nos llevaba en su Ford A a verlas pasar... Y nosotros, sus tres hijos, Luis, Carlos y Jorge sacamos el mismo espí­rítu aventurero y fierrero.

Mi baquet es Ford A por que era el auto de mi Padre. No es DORT por que no he encontrado uno. Aunque me gustaría, ya lo creo que me gustaría... "

Carlos A. Büchele



Carlos y Marga a bordo de su baquet Ford


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3 comentarios:

  1. Para los interesados, la nota original la pueden encontrar en http://www.laluneta.com.ar/ll47-historias-con-autos, junto con la publicación online de varios de los números de la revista.

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  2. Gracias!!
    Yo había llegado al Nº 47 del blog de La Luneta Virtual (a través de la página del Club) pero desconocía la existencia de esta página web propia.

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  3. Muy buena historia hace estoy por comprar una baquet de 1929 y buscando informacion me encontre con esta nota muy linda lo felicito.

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