En octubre del año pasado, para el Día de la Madre, dediqué una entrada a nuestra mamá Inés y desde ese día estaba esperando esta fecha para poder rendir un homenaje a nuestro padre, la otra mitad del origen de nuestra familia...
El apellido Vendramin tiene sus orígenes en Venecia. Fue una familia de ricos mercaderes que fueron agregados a la nobleza en 1380 y dieron a la República de Venecia el 71° Dux: Andrea Vendramin (1393 – 1478)
Como testimonio de aquel lejano pasado de nobleza, quedan varios monumentos y palacios, siendo el más conocido el Ca' Vendramin Calergi, actualmernte propiedad de la comuna de Venecia, transformado en la sede invernal del Casino Municipal
Desde Venecia el apellido se fue extendiendo hacia el este hasta llegar a Gorizia (en el extremo norte del Adriático) y particularmente al pueblo del que son oriundos nuestros ancestros paternos: San Martino di Quisca (llamado así durante la posesión italiana entre 1920 y 1947) y actualmente Ŝmartno - Brda, perteneciente a Eslovenia. En la actualidad esta pequeña localidad tiene una población de 220 habitantes.
En esta localidad, en febrero de 1920, Juan Bautista Vendramin se casó con Matilde Bavdaz. Ese mismo año nació Vladimira Alberta y cuatro años después, en noviembre de 1924 nació nuestro padre: Juan Bautista Daniel, apodado Ive (“Juancito”).
Llegada a la Argentina
No es mucha la información que tenemos sobre los motivos que hicieron que Matilde, Juan y sus dos hijos vinieran a la Argentina, ni la fecha exacta en que esto sucedió (en los primeros años de la década de 1930).
Sabemos que después de la 1ra Guerra Mundial, en 1918, Yugoeslavia se disolvió y parte de sus territorios (específicamente la región de Gorizia donde se ubica Smartno) pasaron a manos de Italia. Surgieron inmediatamente movimientos nacionalistas entre los habitantes de las tierras ocupadas (denominados “partisanos”), los que tuvieron en el Mariscal Tito a su máximo héroe y sufrieron persecuciones y represión del gobierno de Mussolini.
El abuelo Juan, quien había participado de la 1ª Guerra Mundial, por lo que sabemos, perteneció a estos movimientos de resistencia y debe haber venido a la Argentina huyendo de aquella persecución. Un indicio de que este puede haber sido el motivo lo encontramos en una lista de muertos entre 1941 y 1945 en el campo de concentración de Jasenovac, allí figuran cinco habitantes de Smartno de apellido Vendramin..., considerando la escasa población de este pueblo, todo indicaría que pertenecían a nuestra familia.
El grupo familiar se estableció en La Plata y se integró rápidamente a la idiosincrasia local, dejando que los recuerdos de la vida anterior se fueran borrando rápidamente y casi sin hablar de aquella etapa...
Ive, el día de su Primera Comunión |
Ive concurrió a la escuela Nº 42 (muy cerca de su casa), continuó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional y en el año 1943 ingresó a la carrera de Ingeniería Hidráulica en la UNLP. Continuó cursando en forma interrumpida y discontinua la carrera a partir 1945, año en que se recibió de Agrimensor.
Junto a su hermana Vlady (sentada, a la derecha) y amigos |
Durante su adolescencia participaba de las actividades deportivas y recreativas típicas de los clubes barriales de aquella época. Su humor y falta de temor al ridículo (genes que innegablemente hemos heredado...) quedan evidenciados en esta fotografía tomada en una actuación en el Club Atlético del Banco Provincia en 1944
Además del esparcimiento, sus actividades incluyeron la participación activa en el Centro de Fomento “Pedro Benoit” y algún tipo de militancia anti-fascista, según queda evidenciado en esta fotografía tomada durante un acto, bajo el lema: “smrt fasizmu sloboda narodu” (Muerte al fascismo; libertad para los pueblos).
Enseguida empezó a trabajar en Vialidad de la Provincia (donde también desarrolló toda su vida profesional su padre, nuestro abuelo Juan) y desde sus primeros años de actividad participó de agrimensuras en una buena parte de la red caminera de la provincia.
Instantánea durante una campaña en Tornquist en 1943 |
Ive e Inés
Como ya contamos, durante la gobernación de Mercante se realizaron tareas de mejoramiento y ensanche en muchas rutas de tierra de la provincia. En el año 1948, Ive participó de las tareas de medición y amojonamiento, previas a las obras de ensanche de la ruta Nº 93 entre Las Flores y Saladillo. En estas largas campañas, se formaban campamentos al costado de las rutas, buscando siempre la presencia de centros poblados o caseríos.
Durante estas tareas se instaló un campamento de personal de Vialidad de la Provincia en las proximidades de la estación El Trigo. No eran muchos los sitios a recorrer en los horarios de descanso del personal, y la estación resultó un imán para Ive. José, el Jefe de la estación, con la corrección y bonhomía que caracterizó toda su vida, habrá recibido con amabilidad a la gente que traía progreso a su pueblo y en los andenes de la estación comenzó el acercamiento de Ive con la hija mayor de José: Inesita
El campamento desapareció al poco tiempo, pero el tiempo fue suficiente para que Inés e Ive se enamoraran.
Sin medios de comunicación y con un empleo que llevaba a Ive de un lugar a otro de la provincia, el noviazgo de la pareja fue corto y entrecortado: apenas dos años y medio.
El casamiento tuvo lugar el 31 de marzo de 1951. Al comienzo la pareja vivió en la casa paterna, al tiempo alquilaron un departamento en las proximidades del Policlínico Gral. San Martín, pero comenzaron a evaluar la posibilidad de construir su propia casa y terminaron eligiendo a City Bell. En aquel entonces todavía había oferta de terrenos a precios razonables y aquí vivían Ernesto y su esposa Leticia, primos de Inés. En 1955 se instalaron aquí con quien les habla (Juanjo) recién nacido.
Ya casado, Ive comenzó a trabajar en la División Tierras de Vialidad de la Provincia donde desarrolló el resto de su carrera profesional. En sus horas de ocio realizaba actividades de carpintería, albañilería o lo que hubiera que hacer para el mantenimiento de la casa. A su lado: yo, "ayudándolo" y aprendiendo los oficios...
En el año 1964, Ive fue socio fundador del Rotary Club de City Bell y a partir de ese momento continuó participando con mucho entusiasmo de la vida rotaria. Como reconocimiento a su actividad y compromiso, el Club decidió colocar su nombre a la Secretaría.
Hacia fines del año 65, cuando Inés y su prima Mercedes pensaban en poner un negocio, Ive tuvo la feliz idea de que fuera una librería (“Pinocho”) y al lado de un colegio... Como todos los miembros de la familia, también ocupó el lugar detrás del mostrador y la gente, permanentemente, nos sigue trayendo sus recuerdos y testimonios de aquella época.
Con Rogito Soruco (quien gentilmente aportó la foto, inédita para nosotros) en los primeros tiempos de Pinocho |
Ive falleció muy joven: a los 49 años, hace ya 37... Nos faltó tiempo para compartir con él nuestras vidas como adultos, nuestros trabajos, logros y proyectos. Nos hubiera gustado que se quedara con nosotros un poco más para que pudiera disfrutar del recuerdo cariñoso de sus antiguos clientes, compañeros o vecinos, y que hoy nosotros recibimos en su nombre. Hubiésemos querido mostrarle que terminamos siendo buenas personas; que como él y mamá, gozamos del cariño y el aprecio de la gente y que pudimos capitalizar sus enseñanzas, su conducta y su compromiso, que siempre llegaron a nosotros desde el ejemplo y no desde el discurso.
Con este tributo a Ive, nuestro papá, saludamos a todos los padres…
Juanjo, Daniel y Andrés
Juanjo , emocionante y emotiva tu nota sobre el día del padre... como siempre me emocionan. Te agradezco que mantengas vivo el recuerdo de nuestros padres y que para quienes no tuvieron la suerte de conocerlos puedan hacerlo a traves de tus historias. GRACIAS y FELIZ DIA !!!!!
ResponderEliminarJuanjo: gracias por poner con tus hermosas palabras, lo que dany y yo también sentimos. Gracias por acercar a los demas la historia de nuestros padres. Adhiero totalmente al ultimo parrafo escrito: aunque fisicamente no estan a nuestro lado, estan dentro de nuestros corazones y saben que seguimos su buen ejemplo. Gracias.
ResponderEliminarQue bella, intima y sorpendente historia. Realmente en mi persona produjo el efecto de disparador de gratos recuerdos de la adolescencia. La evocación de tu historia familiar inevitablemente hace que cada uno ponga la propia en escena.
ResponderEliminarPienso que reconocer lo propio es un faro que ilumina nuestro camino.
Gracias. Enbuenahora
Conrado
Gracias Conrado!!! A mi también me pasa que con los años me voy volviendo más permeable y me dejan huella las historias de los demás...
Eliminarmi apellido es vendramin, por ahi somos familia
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