Visita al Casco de la Estancia Grande

El sábado 19 de noviembre pudimos realizar una visita a los edificios históricos de la Agrupación de Comunicaciones 601.  Se trata de construcciones que formaron parte del casco de la Estancia Grande de la familia Bell hasta el año 1944.  Durante dos horas pudimos recorrer los edificios, tomar fotografìas, compartir historias y recuerdos y como beneficio extra, visitar el Museo de las Comunicaciones.



Como la actividad se puede realizar con un número limitado de personas, las invitaciones se realizan en forma personal entre quienes hayan expresado o demostrado su interés por este tipo de propuestas.  En esta oportunidad, la mayor parte de los invitados fueron participantes de las Fotocaminatas organizadas por DNI City Bell (Defendamos Nuestra Identidad).

Agradezco personalmente al Jefe de Agrupación y a todo el personal involucrado (Ayudante, Oficial de Servicio, Oficial que guió en el Museo y personal de guardia) que hayan colaborado y apoyado esta actividad.  Esta vez participaron 35 visitantes y hago votos para que las puertas se sigan abriendo y más vecinos puedan acceder a este rincón donde se conserva, prolijamente, una importante parte de nuestra historia. 

Los visitantes, en la ya tradicional postal frente a la casa principal del casco

Lía López, enfermera

En la primera parte de la entrada “El aljibe de Los López” contamos la llegada a City Bell, en el año 1922, de Pedro Lázaro López, su esposa Josefa Abal y los mayores de sus hijos: Lía, Pedro, Saúl, Héctor, José y Marcelo.


Parados: Pedro, Lía y Héctor
Sentados: Saul, José y Marcelo

La historia de esta familia se relaciona íntimamente con la de la estación del ferrocarril y particularmente con la del aljibe, del que hicimos referencia más detallada en la segunda parte de esta entrada.

En la tercera parte de esta historia familiar vamos a hablar de la hija mayor: Lía López, la enfermera de City Bell. Para ello vamos a transcribir algunos de sus escritos y parte de la nota escrita por Consuelo Carranza en el Nº 69 de “Hechos y Personajes” del 15 de marzo de 1997:

Lía López

Lía Esther López nació el 13 de noviembre de 1913 en Puerto Belgrano (se cumplieron 98 años en estos días). Allí concurrió a la escuela Humerto Primo hasta 2º grado (en 1920)

En 1922 llegó con sus padres a City Bell y al año siguiente comenzó nuevamente el 1° grado en la Escuela N° 12 (que en aquel entonces todavía funcionaba en La Plata). Por algún motivo dejó sus estudios y los retomó recién en 1953 cuando rindió libres 5º y 6º grado en la Escuela Nº 10, Gutierrez, de La Plata


Libreta de la Escuela Nº 12 con la firma de su primera directora: Dora R. de Maltés

La mejor manera de resumir las vivencias de Lía durante sus años de niñez y adolescencia es a través de su propio testimonio, del que extraemos estos párrafos escritos en 1946, cuando contaba 30 años de edad: (Respetando redacción y ortografía original)

"Cuando llegué a City Bell, yo en el mismo año 1922, cumplí 7 años. El más chico de mis hermanos tenía 60 días. Nació el 5 de septiembre de 1922.

Fuimos a vivir por 3 años hasta que se terminó la Estación de Ferrocarril y la casa del Jefe de estación Sr Fregossi, a un bagón de carga frente a la garita, apoyados en 4 durmientes, sobre una zanja de desagüe, hoy creo que hay un Kiosco."

La casa sobre durmientes

La casa y el histórico aljibe

"En esos años llovía muy seguido, mosquitos, el croar de las ranas, sapos y escuerzos. Aquí aprendimos a comer RANAS ANGUILAS, que se criaban en las lagunas que había detrás de la garita y los famosos caracoles Babosos. Todo era campo, cardales y lagunas.



Cuando se acercaba la tormenta, de noche había solo se escuchaba el croar de ranas, sapos y escuerzos; por Carnicería había un kincho de paja, que atendía un criollo Don Domingo, y salía con su carro Capota con ganchera y varios."
La famiia López en el interior de la casa

"También por un tiempo yo iba con mi hermano más chico a buscar la leche a lo de Matilde, la hija del Sr. Don Tobías Buchele; también teníamos recolector de basura el señor viejita Liporache. Después cuando se loteó City Bell, a $10 pesos el lote, mucha gente compró. Después una Compañía construyó 10 primeras casas, después hizo 10 hermosos chalet de 2 pisos, de las 10 casitas la única que está igual a los años que yo digo, es una que está en Cantilo entre 6 y 7.


También teníamos barrendero de la calle Cantilo, el Señor Pedro Fontana, que salía de la municipalidad con el escobillón y su pala y su carretilla y venía hasta la plazoleta de la estación. En ese tiempo de construcción de la Estación, unía la Garita con la estación unos durmientes, que los lecheros de la Estancia Chica traían leche para los Porteños, de 6 a 10 tarros o más.


De Jorge Bell hacia el camino Belgrano eran todo quintas: Volpi, Blanca Locastro, otro que no recuerdo que tenía una noria con un caballo que giraba alrededor de un círculo, Locastro, Peñalba tenía ovejas, Fabi tenía forrajes, Gamerro quinta (...)"

En estos años de niñez y adolescencia en City Bell, Lía cultivó su gusto por la poesía y la prosa (a través de sus escritos), la música (evidente por sus cancioneros y recopilación de poesías), los animales (por las fotografías que ella misma tomaba) y otras facetas artísticas (como lo demuestra esta imagen de Lía posando junto a una pintura de su autoría)


En el mismo año escribió este texto titulado “A City Bell”

En breves líneas les contaré a los lectores amigos lo que era ayer y lo que es hoy mi pueblito de “City Bell”. Que raro me parecía al principio este pueblito, solo por las noches se oían las ranas y los escuerzos y sapos su croar en las noches de luna, semanas enteras llovía, todo era campos, cardales, poca gente se veía y así fué creciendo; veredas y construcciones y hace poco llegó el 2 de comunicaciones, más tarde apareció “El Buen Vasco”, un Restauran que atiende lo mejor; pero da mucho que hablar; a las 12 de la noche ya no se duerme tranquilo, porque de él han salido algo alegres los muchachos, que cantando mamarrachos los despiertan con sus ruidos. Y como en la capital, ya tenemos un viejito, recolector de Basura (Liporache) que cachaciento y leal, nos visita día por medio; Pasa silvando el lechero, canturreando el carnicero y de pronto se oye fuerte ¡Cartero!, se escucha a cada rato al zapatero golpear la suela de algún zapato y al vasquito gritar: este pueblo es un teatro y como en Mar del Plata pasean por City Bell algunas chicas con un pantalón cortito haciendo la propaganda de la gran faja “Divito”, llegue la oficina de Correos, fábricas, Municipalidad, Bazar y Verdulería y dentro de poco habrá una Sastrería; solo falta aqui una cosa que pronto aparecerá, la Municipalidad, la confitería a esta pequeña ciudad. Hay dos clubs de diversiones, uno es el Velita y el C. Atlético; y en la “Estación” un pequeño “kiosquito” Jorgito con cigarrillos y caramelos...


El primer empleo de Lía fue en un criadero de aves del otro lado de las vías, propiedad de don Rómulo Repetto.  Esto le confió Lía a Consuelo Carranza en su nota:

"Además hacía changas: trabajaba de niñera en lo de Linares Quintana o con cualquier señora que necesitara ayuda, a veces cuando iban a Buenos Aires me llevaban de compañía, para atender a las criaturas; así me ganaba mis pesos."
Continúa la nota:

La enfermería llegó a su vida por necesidad. Un día su mamá se descompuso y el ‘Cholo’ Rodriguez (primer farmacéutico que luego le vendió la esquina de 15 y Centenario a Guglielmino), le dijo que tendría que aprender a dar inyecciones para poder atenderla mejor. (...) Un día Guglielmino le ofreció trabajar en su farmacia (...). Más tarde recibió su título de enfermera después de hacer un curso por correspondencia.
Carnet de estudiante de "Idoneo en Farmacia"  y "Adalid cultural"

Lía luciendo su uniforme

Hasta su jubilación, Lía trabajó 51 años en la farmacia donde dio su primera inyección, primero con los Guglielmino y después con los Wagner.


La enfermera de City Bell en su motoneta.



La verdulería de los Milano

Felipe Milano y su esposa Concepción vivían en Avellaneda pero en el año ’48 llegaron a City Bell (la “Córdoba chica”, como se la conocía en aquella época) buscando un terreno para construir una casa de fin de semana. Encontraron un lote cerca del camino Centenario, en la zona de Transradio y allí edificaron. En la misma época, a Roberto, el hijo menor de Felipe y Concepción, le tocó el servicio militar y llegó destinado al Batallón N° 2 de Comunicaciones. Esta combinación terminó sellando el destino de la familia en City Bell.

Ya instalados aquí, Felipe vio una interesante oportunidad en unos lotes, propiedad de Siragán Minassian (padre de Kurken), puestos a la venta en la esquina de Cantilo y 4. Adquirió los lotes y allí construyó su casa, sobre la calle 4, donde ahora se ubica el estudio BM Arquitectos (una de cuyas integrantes es Karina, nieta de Felipe) y el anexo de City Bell Libros.

Casa sobre calle 4
En dos locales construidos sobre Cantilo (actual Francini) los hermanos Felipe Héctor y Roberto Milano pusieron, respectivamente, una Rotisería y una Verdulería. En ese entonces todavía no estaba construida la esquina (actual City Bell Libros).  Los locales eran independientes porque según recuerda Nelly, en aquella época no estaba permitido que estos dos rubros compartieran el mismo local.
Felipe padre y Felipe hijo en el frente del primer local de la verdulería, sobre Cantilo
En el año ’50 Roberto se casó con Nelly y la verdulería se instaló en un puesto desarmable en el terreno de la esquina de Cantilo y 4, tiempo después el puesto se trasladó al camino Centenario y Cantilo.
Puesto en Centenario y Cantilo, atendido por Felipe padre y Roberto

Hacia el año ‘52 el comercio se estableció definitivamente en el local actual, sobre calle 4.  Los locales y la casa habitación de calle Cantilo fueron vendidos a la Sra de Napole y más tarde allí se instalaron "El Poyino" y la vidriería de Mensi.



Local sobre calle 4
Ya instalados en forma definitiva, Roberto hizo los cimientos y comenzó a levantar las paredes del local de la esquina.

En estas fotos se pueden ver, a la izquierda, cruzando Cantilo, los chalets de Abel y Roberto Guglielmino (actualmente locales comerciales), el toldo del local original de la verdulería y los primeros ladrillos...

Fiorin, ....., Franco, ...... y ......

Sr Cruz, Franco, Luque y ........

En esta construcción a medio levantar, Felipe padre puso un negocio de Compra-Venta, que todavía muchos recordamos y donde alguna vez hemos ido en búsqueda de alguna oportunidad, cuando comprar “usado” era una forma eficaz de economía y no una moda explotada por diseñadores y arquitectos... Esta actividad fue desarrollada más tarde por el propio Roberto. Tiempo después se terminó de construir el local comercial y allí funcionó una mueblería antes de que se instalara la actual librería City Bell Libros.

Cuando Milano se instaló, solamente estaba en la zona la verdulería de Del Tuffo. Posteriormente apareció, a pocos metros, sobre la Plaza Belgrano, la Feria Municipal; pero el comercio de Milano se pudo mantener en el lugar que supo ganar por la calidad y variedad de productos y por el trato servicial a sus clientes.

En los 60 años transcurridos desde de la llegada al pueblo, primero Felipe, luego su hijo Roberto y posteriormente sus nietos Ruben y Jorge, las tres generaciones han estado ininterrumpidamente al frente del negocio, manteniendo el prestigio y la trayectoria de la ya tradicional “verdulería de los Milano”.

Mientras Jorge continuó con la tradición familiar pero en una sucursal ubicada en Gonnet, Ruben sigue al frente del local de calle 4 donde se registró esta fotografía junto a su madre:   
Ruben (niño) con su mamá Nelly, el albañil que construyó los locales y de pié, un empleado de la verdulería



La misma verdulería, 60 años después...

City Bell VIVA en Facebook

Invitación para usuarios habituales de Facebook...

Reconozco que no me termino de acostumbrar demasiado al Facebook... Para mi gusto hay tantas noticias que no hay ninguna... El exceso de información, lejos de enriquecerme o permitirme estar más conectado con mis amigos y entender lo que les pasa, me aturde y me satura. Atenta contra mi debilitada capacidad de concentración enterarme instantáneamente de tantas noticias tan disímiles como son las personalidades e intereses de mis amigos virtuales...

Pero no puedo dejar de reconocer y sorprenderme con el poder de penetración y expansión inmediata que tiene “cualquier cosa” que se publique en esta red...

Después de muchos análisis, conflictos y contradicciones internas decidí hacer uso y aprovechar este medio para poner al alcance de quienes usan habitualmente este canal los contenidos resumidos del blog de City Bell VIVA.

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Página: citybellviva