Una Navidad diferente...
Llega la Navidad y el Fin de Año y Cantilo empieza a subir su temperatura para entrar en ebullición en la semana que empieza... El deseo auténtico de regalar algo a los seres queridos es muy bien aprovechado por hábiles estrategias comerciales y se transforma en una compulsión que nos aleja del espíritu familiar, de reflexión y de balance que debería caracterizar esta época.
En algunos casos los festejos también se terminan asociando en forma ilícita con algunos excesos (como los de alcohol...) y con costumbres primitivas como el rito del estruendo.
Sepan disculpar pero no puedo entender el placer que producen las explosiones. Algo de música un poco más fuerte, aplausos o batucadas pueden resultar expresiones auténticas de alegría que pueden resultar incómodas para algunos pero cuyos decibeles no superan los umbrales del dolor como sucede con la pirotecnia más pesada que se quema cada año.
Aún cuando se pudiera demostrar científicamente que la gente puede llegar a ser realmente más feliz a causa de las explosiones, queda por evaluar si eso justifica las laceraciones y quemaduras en los más chicos, si justifica los incendios producidos por cañitas o globos, si justifica el terror en bebés, ancianos y mascotas, si justifica las zozobras en salas de emergencia y cuarteles de bomberos, si justifica el riesgo que implica el increíble negocio de la venta de pirotecnia en la vía pública, pero por sobre todo habría que preguntarse si no es amoral que se queme tanto dinero en unas pocas horas, mientras hay tantas deudas pendientes en nuestra sociedad (y que las hubo y las habrá sin importar el color político de los gobiernos de turno)
Si el costo de cada cañita que se quema (porque es costo, de ninguna manera es valor...) pudiera destinarse a alimentos o sencillas golosinas, en muchas más mesas se podría recibir la Navidad y el Año Nuevo con una mayor cuota de esperanza gracias a la solidaridad auténtica y desinteresada de la gente. Y hay muchos que lo hacen...
Una parte de esta sociedad cree que debería prohibirse la pirotecnia, a mi me reconfortaría descubrir que de a poco podremos evolucionar hacia modos de festejo que no pongan en riesgo bienes materiales y mucho menos la salud de personas y animales.