En el año 1950, al cumplirse el primer centenario de la muerte del General José de San Martín, un grupo de integrantes del Club Hípico City Bell rindió su homenaje al Padre de la Patria de un modo acorde a la esencia de la institución: de a caballo...
Desconociendo si hay registros de este evento en la sede del Club o en la memoria de alguno de sus miembros actuales, esta historia está rescatada del olvido por Susana Ibáñez, ligada desde muy joven a dicha historia por ser hija de uno de los protagonistas de este homenaje: “el Negro Ibáñez”.
Como introducción al hecho que nos ocupa, charlando en forma relajada, Susana recordó su infancia y adolescencia en el Club, cuando todavía no se había incorporado la práctica de golf y sonaban los apellidos de Barreda, Albarracín, Cestino, Mucloux y Gutiérrez Eguía, Fromhertz, Goyo Gil Flood , De María, Rolón, entre otros.
Susana recuerda: “Al incorporar el Golf se perdió un poco el espíritu fundacional y posiblemente se haya perdido documentación. Fue en la época en que el Gerente era Roberto Guglielmino… y Néstor Lambre, Buby, Popi Monzón, Balbín (hijo del “Chino” Balbín) y Edgar Vidan eran jinetes de saltos.”
“Nosotras, con un grupo de amigos de allí, no saltábamos, pero alquilábamos los caballos y nos íbamos a dar toda la vuelta: cruzábamos por la barrera de Gonnet, luego los dos caminos: el Centenario y el Belgrano, e íbamos hasta ‘la vuelta de los chanchos’ o hasta Gorina y volvíamos por la 11”
La vuelta de los chanchos era un criadero que estaba más allá de la estación Gorina y del frigorífico, a unos 2 o 3 kilómetros mas, posiblemente lo que hoy es la ruta 36
Impensable en esta época….. realizar esas salidas….¡Solos...!!!
“Cuando teníamos tiempo y eran esos días divinos, soleados y más largos... nos íbamos a cabalgar…. Éramos chicos de 8, 9 y 11 años... Patricia Solaas, Timo su hermano, Haydeé Buczek, Mario Pernice,….y un montón de chicos más”
“A mi me encantaba andar a caballo, por eso y aunque no saliera ningún otro grupo, con Patricia y Haydée Buczek, nos largábamos solas. Hacíamos los deberes tempranito y…. volábamos al Hípico …. Patricia alquilaba a “Grillo” , Haydeé a “Patas Blancas” y yo a “Chiquita”….. y nos íbamos a dar la vuelta corta, que era doblando por la estación de Gorina (ahora parece el fin del mundo pero lo hacíamos en poco tiempo) y pasábamos por lo que hoy es el vivero IVAGA de Guerti o de los Ode (Los Ode vivían en 5 y 12, en la esquina de la Iglesia, eran unos muchachitos jóvenes que luego pusieron un vivero por Gorina), cruzábamos el arroyito, los caballos tomaban agua y volvíamos por la 11… todas las calles eran de tierra…. no había nada... tan solo tres o cuatro chalets… pasábamos por la casa de “Los Pena”… “los Lezana”… luego tomábamos la calle 10… pasábamos frente a la casa de nuestros vecinos “los Gutiérrez Eguía"…"los Picandet"… y cruzábamos nuevamente el Centenario y las barreras del Hípico…. En esa época existían las barreras"
“Cuando teníamos más tiempo, yendo al trote y al galope todo el tiempo, nos dábamos ‘la vuelta de los chanchos’”
Susana ahora se pregunta si sus madres, en aquel momento, sabrían por dónde se iban a andar a caballo ella y sus amigas... Cree que lo más probable es que no supieran….. “éramos muy libres y no había peligros” , y cuenta que su amor por los caballos venía más de la mano de su padre... Su papá tenía caballos; a ella, cuando tendría 5 o 6 años, los reyes le trajeron una peticita “de verdad”… una tobiana a la que llamaron Coca….. que, finalmente no pudo montarla porque resultó ser un poco brava... pero llegó Rosita, una yegüita adorable que era de Alda Fedriani de Del Bono y que se la dejaron a su cuidado… También recuerda a Martinacho, el caballo de su papá…
La conversación también sirvió para aclararme el significado del término “Marcheros” con que siempre se identificó a los miembros fundadores del Club Hípico. A diferencia de las Cabalgatas, que son sencillas salidas a caballo sin otro objetivo que pasear a caballo, durante las Marchas se busca la mayor velocidad posible con el menor cansancio del animal, para ello se controlan y promedian las pulsaciones del caballo y tiempo transcurrido. Las marchas tenían un espíritu competitivo en el que se premiaba a quienes mejor supieran regular el paso de los animales.
Después de repasar estos recuerdos que le iluminan la sonrisa, Susana me pasó algunas fotografías y relató lo sucedido:
De City Bell al Convento de San Lorenzo
“Esto sucedió en 1950. Mi padre, Washington Ibáñez (EL NEGRO IBÁÑEZ, para unos o el CABEZÓN IBÁÑEZ para otros) junto a otros dos jinetes Rolón (padre) y De María …y Luis, un peón del Club Hípico, marcharon, los cuatro a caballo hasta el Convento de San Lorenzo (al norte de Rosario) para colocar una placa recordatoria en el año Sanmartiniano, en nombre del Club HÍPICO CITY BELL...”
Y se pregunta Susana:”¿La placa estará todavía?“
No conoce la duración de la marcha pero estima que debe haber sido de más de una semana. “Mi papá iba montado en su caballo : 'El Corto'" . Además cada jinete llevaba un segundo caballo de tiro, para alternarlos durante la marcha, pero no sabe si durante el recorrido pasaban la noche a la intemperie o contaban con el apoyo de algún vehículo que los acompañara. Sí se puede ver en las fotografías que otros integrantes del Club posan con ellos en el punto de destino… La Posta de San Lorenzo… Entre ellos Luisito Cortelezzi, quienes llegaron por otros medios para esperar, recibir y acompañar a los marcheros.
"En aquella época no teníamos teléfono en casa, y los celulares no existían. Asi que estuvimos varios días sin tener noticias …. No sabíamos por dónde andaban, ni cómo estaban los marcheros …. Pero no se nos ocurría que podían estar mal… solo pensábamos que estaban felices…" recuerda Susana…. Y como meditando dice: "Qué jóvenes eran! ,…. Mi papá tenía 33 años...!!!"
Foto en la Posta de San Lorenzo: El “Negro” Washington Ibañez, Rolón (Padre), De María y el peón, llamado Luís. |
Foto con la comitiva que los recibió, entre la que aparecen algunos miembros del Club. Entre ellos Luís Cortelesi (sombrero, botas, bridge y fusta) (aparecen más caballos) |
Los tres jinetes y representantes del Club Hípico City Bell , en San Lorenzo, junto a autoridades del lugar. |
Bienvenida en el Club Hípico |
Para terminar la charla Susana expresó: “Yo quisiera que City Bell Viva publique las fotos de esta marcha” y sugirió la necesidad de establecer un contacto con las autoridades actuales del Club buscando si poseen algún registro de este hecho. Cumplimos gustosos con la primera parte de este deseo e invitamos a cualquier persona que pueda aportar algún otro dato, documento, fotografía, recorte periodístico, etc. a que ayude a completar este relato.