Hoy en día casi todo queda registrado... todo se fotografía o se graba: los gratos momentos familiares, las catástrofes, los bloopers, los peores accidentes, el delito...
Lo económico y cómodo del formato digital hace que muchos de nosotros tomemos cientos de fotografías y que grabemos horas y horas de cosas intrascendentes... Posiblemente, además, nunca encontremos el momento de revistar, “ralear”, organizar y clasificar todo ese material y muchas veces, ni siquiera de volver a verlo...
Poder registrar un instante, un hecho, un detalle en una fotografía es un milagro al que nos hemos habituado, pero que ha provocado una revolución cuyas consecuencias sufrimos y no terminamos de evaluar. Nuestra vida está basada en imágenes...
Siempre digo que la mayor parte del conocimiento de la historia familiar de nuestra rama materna (que pudimos plasmar en http://familiadraghi.blogspot.com) se debe a la feliz idea que tuvo mi abuelo al comprarse una cámara fotográfica cuando se casó y fue trasladado a “El Trigo” a inaugurar la flamante estación del Ferrocarril Provincial en 1926.
Algo parecido pasó en City Bell. La mayor cantidad de registros fotográficos de los años fundacionales se deben a la afición de Tobías Büchele por la fotografía: Solamente con la famosa imagen de la entrada al pueblo, tomada desde el techo de la estación, uno podría adivinar el silencio, saber cuántas familias vivían en el pueblo, sentir el olor de la tierra, imaginar el cielo despejado y lleno de estrellas en las noches de verano o descubrir el horizonte en todas las direcciones. Una foto así nos transporta en el tiempo y nos hace sentir pioneros. No se habrán imaginado nunca, don Tobías ni mi abuelo José, el destino revelador de sus fotos...
Hoy en día, con cámaras digitales, celulares, escaners o cámaras de vigilancia, nuestras vidas quedan registradas y podrían reconstruirse a partir de infinitas instantáneas. Significativamente, tanto volumen de registros queda almacenado en soportes sumamente vulnerables.
Soporte: 4. m. Telec. Material en cuya superficie se registra información, como el papel, la cinta de vídeo o el disco compacto. (Diccionario de la RAE)
Los soportes magnéticos (discos rígidos, diskettes, cintas deaudio o VHS) son sensibles a los campos magnéticos, imanes, transformadores, al calor y pueden ser atacados por hongos. Los soportes ópticos (CD, DVD, Blu-ray) son sensibles a los rayones, a la suciedad, a la manipulación y a las temperaturas extremas. Y las memorias (de teléfonos, cámaras, MP3, pendrives o memorias USB, etc), por su tamaño miniaturizado son fáciles de perder o romper y se alojan en artefactos codiciados por los chorros...
Aunque no se produzca un daño físico, aparece un inconveniente extra cuando se produce un daño en el “índice” o el “directorio” de estos dispositivos: Los datos permanecen guardados pero se pierde información sobre dónde están almacenados y prácticamente se pierde el acceso a ellos (equivale a perder el fichero de una biblioteca o la guía telefónica...)
Superados todos estos peligros de daño digital, todavía quedan los robos, los siniestros, el descuido, el olvido o el desapego a los recuerdos...
Es cierto que las mismas imágenes quedan multiplicadas en la cámara, en el disco rígido y en sus backups, en la bandeja de mail enviados, en la bandeja de entrada de los destinatarios de nuestros envíos, en sus rígidos, eventualmente en la web (en un blog, un álbum de Picassa o en Facebook). Tanta redundancia en el almacenamiento de nuestras imágenes no garantiza la perdurabilidad... Desde un simple corte de luz hasta un colapso en Internet o en el sistema de distribución eléctrica (por falta de mantenimiento o planificación, por una tormenta, cenizas de un volcán, atentados terroristas o invasión extraterrestre) pueden privarnos del acceso a nuestros registros.
¿Cuántos de nosotros hemos sufrido la pérdida de información, fotografías, videos, correos y música por una falla en un disco rígido; por un simple golpe, tormenta eléctrica, virus o una mala maniobra? ¿Cuántos recuerdos han quedado almacenados en discos de vinilo, cassettes de audio, diapositivas, películas de 8mm o cassettes de VHS, y por uno u otro motivo no hemos podido convertirlos a los nuevos formatos?
A lo largo de la historia, lo que ha perdurado, lo que realmente ha soportado el paso del tiempo es lo que está grabado en la piedra... Desde la escritura cuneiforme en tablas de arcilla, las tablas con los diez mandamientos, los dibujos en las planicies de Nazca, las lápidas de mármol de los cementerios o las imágenes grabadas sobre la placa de oro que viaja en la zonda Voyager, el relieve sobre un material duro parece ser el único soporte perdurable...
Paradójicamente, hay soportes mucho más frágiles y volátiles que parecen tener tanta capacidad de permanencia como la piedra: son la memoria del hombre y la tradición oral... Mantienen vivos idiomas ancestrales, tradiciones y leyendas, ayudan a mantener la fe en todo tipo de dioses, y hasta nos mantienen convencidos de hechos que pueden no haber sucedido jamás...
Como sucede en las investigaciones policiales, los peritos no resuelven sus casos porque encuentran evidencia escrita o pruebas irrevocables ni por que se basan solamente en los dichos de los testigos, sino que entretejen indicios...
La historia de City Bell no se encuentra registrada en jeroglíficos ni en pinturas rupestres pero tampoco se puede reconstruir totalmente sólo en base a los dichos de los vecinos más antiguos. Tampoco existen tantos registros fotográficos como para poder interpretarla solamente con ellos. Muchas de las historias del pueblo todavía están únicamente en la memoria de algunos pobladores o en algunas fotografías celosamente guardadas en cajones... La única forma de poder seguir escribiendo estas historias (y no quedarnos solamente con la repetidas descripciones del reparto de tierras, llegada de los Bell y loteo de las tierras) es investigando, escuchando a los vecinos mayores, rescatando las fotografías todavía privadas e hilvanando todos estos elementos a partir de los indicios que podamos descubrir...
En la charla que pude dar en los “Viernes Culturales” del Club Atlético (titulada “Las calles nos cuentas la historia”) me gustó mostrar un ejemplo de cómo puede ser este proceso y que ahora transcribo:
Esta fotografía, publicada en el “Hechos y Personajes” de mayo de 1988 tiene el siguiente epígrafe:
“Helena Büchele (la Tita) sentada frente a la casa de calle 7 entre Pellegrini y Güemes. Atrás se pueden ver los galpones de la estancia que todavía pertenecía a la familia Bell”
Si uno va a esa dirección, todavía puede encontrar (aunque con arreglos y modificaciones) esta casa:
Usando el Google Maps, se puede verificar que sacando una fotografía del frente de la casa, apuntando hacia el sudeste, con una abertura normal de 45°, puede verse un edificio del cuartel compatible con el galpón que se ve de fondo en la fotografía (los edificios más cercanos a la casa son más recientes)
Superponiendo la vista aérea y un plano de la Estancia de 1944 (año de su expropiación) se observa que el edificio en cuestión está identificado como N° 12
En la copia de escritura conservada por la Dirección General de Ingenieros del Ejército, a los efectos de poder encontrar el valor real de los bienes expropiados, se mencionan las características de cada edificio de la estancia. Allí dice:
Mejora Nº 12. Tinglado de estructura de madera y chapas de hierro galvanizado de 45,80 mts. de largo por 8,80 mts. de ancho, en su parte más angosta, con una superficie de 443,84 m2
La esquina oeste de este edificio muestra uno de los postes de madera originales.
Finalmente, el testimonio de dos vecinos permite completar la sucesión de indicios:
“En ese galpón tenían caballos y algunos carruajes...”
Héctor M.
“Las paredes se levantaron en 1975, cuando se creó la Compañía de Operaciones Electrónicas 602”
Raúl S.
Este ejemplo pretende graficar cómo, con la suma de indicios, podemos llegar a obtener una historia...
...y poder afirmar:
"El actual casino de Suboficiales subalternos de la Agr Com 601 fue, en época de la Estancia Grande, una caballeriza".
La invitación final de esta entrada está dirigida a nuestros mayores, familiares o vecinos que han sido testigos de los primeros años de vida del pueblo y que conservan recuerdos y documentos, objetos o fotografías que respalden esos recuerdos. Necesitamos rescatar todas esas historias faltantes, para contárselas a los más jóvenes o a los que están llegando a City Bell buscando una mejor calidad de vida... Para que no se pierdan...
Este sitio, humildemente, les ofrece un espacio...
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